Perdida, más que Nemo en los 7 mares. Echo de menos, pero no sé si es a ti o a lo que hacías conmigo. Desde que me fui no he vuelto a sentir ese cariño, ahora lo necesito y grito por él. Ya no estás, por mis idioteces, pero puede que vuelvas, si dejo de lado esto que me confunde, aunque no sé si realmente es lo que quiero. Las noches me distraen, me encantaría estar a tu lado pero al despertar se disipa como los sueños. A veces me paro a pensar como sería si no hubiese dicho esas palabras, seguiría riéndome en tu paladar, bailando en tu mirada y acariciando tus pasos, seguiría contigo. Me interesa saber como te encuentras, que es lo que haces y si piensas en mí. Yo pienso en ti, otras veces ni se lo que pienso e incluso ni pienso. Me pregunto si me echas de menos, si estarías dispuesto a volverte loco por mí, a silenciar mis monstruos y a esperarme hasta que esté lista. ¿Sigues estando ahí?
Debilidad
Se sentía tan débil que lo único que podría respirar era su aliento, era incapaz de alejarse de él, se había convertido en una obsesión. Perdió hasta la última de sus sonrisas, perdió la razón, dejó de ser ella y pasó a ser de él. Él era incapaz de ver sus sentimientos y jugó con ella como si nada le importase. Se acercó pero para dañarle haciéndole caer en la tentación. E mpezó con hacerle probar sus besos, ella incapaz de parar, se sentía viva, era como una especie de droga que por un momento le hacía trasladar su mente a un lugar irreal. Ardía en su interior, de los besos pasó a mordisquitos, llegando a rozar el cuello con sus labios, la marca de carmín hacía un recorrido por su varonil pecho. Cada vez ardían más en un mísero engaño, él como un animal le quitó la camiseta, empezó con sus manos a acariciar su torso desnudo. Ese acto le parecía escaso, necesitaba más, llevó su boca hasta su espalda, besando cada cm de su piel, lamía sin piedad, le encantaba escuchar los gemid
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