Hay momentos en el tú mismo te hundes y lo que menos necesitas es que te hundan más. Se podría decir que era mi peor enemigo, yo misma me juzgaba, me castiga y quizás eso era lo que me llevaba a cometer más y más errores. Estaba en un momento, me da igual, no lo intento, no lucho, si quiere pasar algo que suceda, no lo busco. Ya que no tenía una base segura, llega decepciones de aquellos quienes me importa. Me aferré a un sentimiento escapando del dolor de otros, sabía que podía ir mal, pero busque una esperanza, porque era eso o acabar vacía. Hasta que ese sentimiento acabó tirado por las esquinas, ahora sí, no hay nada, la desgana lleva mi vida, no todo el tiempo, pero instantes que parece eternos, no encuentro salida, no puedo pensar más, solo me ocurre dejar fluir todas esas ideas que ronda mi mente, navegar en tranquilidad y alejarme de todo lo que me haga mal, porque ya no sé que hacer.
Vuelven pero no vuelvo
Vuelven a aparecer las estaciones vacías pero llenas de sentimientos, el reloj que marca que la despedida, las lágrimas que sacuden las vías, el tren que se va conmigo, lejos, lejos de tí otra vez. Vueleven a aparecer la cuenta atrás para volver a vernos, nuestra canción se repite en mi cabeza y no estoy aquí. Vuelven a aparecer las peleas porque no estamos hechos para estar lejos, porque estamos hechos para tocarnos. Vuelven a aparecer los días de frío, las noches de insomio porque te echo de menos. Vuelven a aparecer los miedos, la desesperación y la rendición pero vuelve a aparecer tu sonrisa en mi recuerdos. Vuelvo a caminar con la sensación de que no agarras mi mano. Vuelvo a irme cuatro años después y esta vez tú no me sigues. Vuelo en este avión que separa Barcelona y Sevilla.
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