Sexo, whisky y tabaco
¿Por qué nos aferramos a no sentir cariño? Todos lo necesitamos. Aunque vamos de noche en noche, de cama en cama, para arrugar sábanas, en realidad buscamos sentir algo, sentirnos queridos, bien se traduzca en sexo, tabaco, whisky y ¿qué más? Eso no es suficiente, eso amplía el alma vacía, es absurdo tomar algo que te hace sentir bien en pocos segundos porque luego es peor, te das cuenta de que no tienes nada, de que estás solo y que perdiste por creer que habías ganado. ¿Quién te aguantará en tus días malos si has echado a lo que te quería? Créeme, ni siquiera nosotros mismos nos aguantamos y por eso nos ahogamos en más tabaco, más whisky y más sexo sin sentido. Me dices que me calle, que no sé de la vida, pero es que acaso, ¿tú si sabes? ¿tú si eres feliz? Duele la verdad más que los arañazos en la piel de desconocidos, pero lo que te duele en mayor medida es tú miedo a admitir que yo llevo razón de que lo necesitas, necesitas amar y ser amado. No me juzgues a mí, porque yo he querido, he sufrido y he vuelto a querer, no soy como tú que me muero del asco de dejarme vencer entre drogas por no tener el suficiente valor de dar la cara, de decir para, que no vale la pena meterte entre tantas piernas si luego ni te acuerdas, que no vale la pena que por tus venas corre el alcohol si luego acabas en el hospital, que no vale la pena aparentar si luego en tu soledad te hundes. Que sufres y que lo admitas de una vez. Que cuando vuelves no hay quien te espere, que si sigues así, tu vida ya no será vida.
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