Reencuentro
El reencuentro se acercaba, cogía el bus para abrir camino, con más nervios que el año anterior y eso era casi imposible. Todo tenía motivos pero una sola razón, él. Los nervios pasaban a ser miedo, temía defraudarle como lo hice conmigo misma, odiaba no haber llegado a mi meta para demostrarme que podría con todo, esos fallos, ¿podría captarlos él? Lo que más temía era obtener de nuevo su rechazo, últimamente me había puesto en un lugar muy alto, parecía que quizás hubiese una nueva oportunidad, aunque, ¿y si no alcanzo con sus ideales?
No había vuelta atrás, estaba llegando, de repente dejo de sentir la velocidad, siento que se detiene, se crea un mormullo al bajar la gente, me toca. Estoy entrando en un nuevo centro dejando atrás todo, pero jamás las emociones. Sigo adelante sin parar, en este momento los nervios no de me dejan ser yo misma. Me limito a avanzar hacia el salón de actos sin saludar a nadie.
Estoy entrando, todas las sillas están ocupadas, decido por ir hacia el final como otra vez más. El listado de mi aula no contiene su nombre como esperaba, pero aún así no soy capaz de aceptarlo.¿Cómo afrontar este nuevo reto sin él?
Miro a cada uno de mis nuevos compañeros y no tan nuevos, saber que es el segundo año que pasa junto a unos pocos de ellos de cierta manera me devuelve la ilusión.
Mi corazón se aproxima a latir intensamente, se ha dado cuenta de su presencia, por fin, ahí está. Sentimientos raros, amor, melancolía, alegría, tristeza, ¿Qué siento?
Tengo ganas enormes de correr, de alejarme de allí lo más pronto posible, pero algo me lo impide. Se ha producido un nuevo contacto, mis ojos han buscado su mirada, que es recibida con una sonrisa, apenas recordaba lo increíble que podía ser, quiero ir a abrazarlo y estar a su lado, pero sé que eso no puede ser. Me limito a alzar la mano y saludarlo. Los sentimientos que creí desaparecidos durante los meses de verano, ahora me he dado cuenta, siguen ahí y ahora son los que me controla la respiración.
La charla se acabó, con ella todo, tengo que marcharme de su mirada, pero hoy solo es el comienzo y quien sabe lo que en un futuro pudiese suceder.
Voy caminando para encontrarme con mis amigas, pero un instante me detiene, noto algo, noto una esencia, puedo presenciar que unos brazos me rodean, me giro para encontrar al dueño de ese asombroso abrazo.
Para mi sorpresa era él, no puedo creerlo, no se si es un sueño, pero involuntariamente mis brazos caen acariciando su cuello. Me agarra fuerte de la cintura, cada vez sube más, sus dedos recorren cm a cm mi espalda, llegando hasta la cara, se detiene, noto que las mejillas me arden como nunca lo hicieron, no tengo tiempo y me dejo llevar por sus besos.
Las palabras sobraban, y no podía ser más feliz.
Me agarra de la mano, conduce mis pasos, sin dejarme decir ni un susurro, comenzamos a correr. Como niños pequeños corriendo tras el camión de los helados, seguimos, cada vez más lejos del instituto, debería avisar de mi ausencia pero en ese momento nada importaba estaba con él y el resto sobraba.
Abre la puerta y me conduce a entrar, era una casa enorme, silenciosa, y a la vez acogedora. Subimos por las escaleras, a la derecha entramos en una pequeña habitación.
De color azul cielo, decorada con todo tipo de posters de baloncesto. Mientras que él sale, aprovecho para dar una ojeada. Hay estanterías llenas y llenas de trofeos, todos contienen su nombre, sigo mirando hasta que encuentro una especie de cajita, la curiosidad me mata y la abro. Dentro encuentro una especie de carta, comienzo a leerla y aquellas palabras eran mías, guardó cada recuerdo de nosotros ahí, mi felicitación, el cartel con el que me declaré...Todo eso significaba algo, al verlo las lágrimas caen por mi rostro, le importaba después de todo, me quería de alguna manera, estaba presente en su vida.
Escucho la puerta, es él, me da un beso en la cara y va hacia el armario, mientras elige que camiseta ponerse me abalanzo a su cintura le agarro tan fuerte que no puede escapar, ahora soy yo la que decide probar sus labios.
Nos tenemos ganas, demasiadas acumuladas, de los besos pasan a caricias por cualquier parte del cuerpo, perdemos el equilibrio, nos dejamos caer sobre la cama, su torso desnudo roza con mi piel, definitivamente, había cambiado, su cuerpo era más maduro. Demasiado calor, me quito la camiseta, él se inclina para desabrochar mis pantalones, la escena va subiendo de tono. Pero antes de llegar a asuntos mayores, llega Nana y se abalanza sobre nosotros. La perrita hace que nos detengamos, paramos, nos miramos frente a frente y comenzamos a reír, hubiésemos llegado muy lejos, sin pensar las consecuencias. Durante unos minutos nos quedamos tumbados en la cama, cerca el uno del otro pero sin llegar a tocarnos, no hacía falta nos sentíamos infinitos.
Sin darme cuenta, sale Nana corriendo con mi camiseta, no puedo perseguirla, ¿cómo voy a salir a la calle en ropa de esta manera?
Él presencia la escena, no para de reír, me acerco y le doy un golpe. ¿ Ahora que voy a hacer?
Le miro con cara de pena, como una niña consentida. Me lleva a su armario y comienza a darme camisetas. La verdad me encanta tener su olor, con su ropa me siento como más protegida. Me decidí por una camiseta de esas baloncestos de Los Lakers.
Se nos hacía tarde y abandonamos su casa, mientras por el camino pensaría una escusa.
Me lleva a un antiguo parque cinético. Por el camino de piedra, bajo los árboles paseábamos de la mano. Casi me tropiezo, miro al suelo, me encuentro una piedra con una especie de nota, en la que decía: "Siento el pasado"
Me quedo perturbada y encuentro otra en la fuente, "mi presente es diferente"
Sigo adelante y hay más, se ha convertido en una especie de juego, doy con una tercera pista "te necesito en mi futuro"
y la última pista se encuentra en una especie de mirador, encima de una barandilla. En ella decía "mírame". Con cara rara le miré y comenzó a decir a los cuatro vientos "Te quiero''.
Las horas transcurrían, tenía que volver, fuimos hasta el bus, eramos el centro del público y aún más cuando se inclinó a besarme por última vez.
En el autobús me quede pensando, con los cascos puestos, ese día se quedará para el recuerdo y no solo es un recuerdo, por fin, después de todo, estoy reescribiendo una
historia junto a él, ahora no dudo, le quiero.
Hola a todos !
Hacía ya bastante tiempo que no escribía ningún relato, he estado bastante ocupada. Y ahora volvemos a la rutina, clases, amigos, exámenes y siempre queda aquel amor que tenemos ganas de ver. Para empezar un nuevo año con buen pié, os dejo esta historia, espero que os guste y que no temáis a volver a este nuevo curso, un abrazo enorme:)
No había vuelta atrás, estaba llegando, de repente dejo de sentir la velocidad, siento que se detiene, se crea un mormullo al bajar la gente, me toca. Estoy entrando en un nuevo centro dejando atrás todo, pero jamás las emociones. Sigo adelante sin parar, en este momento los nervios no de me dejan ser yo misma. Me limito a avanzar hacia el salón de actos sin saludar a nadie.
Estoy entrando, todas las sillas están ocupadas, decido por ir hacia el final como otra vez más. El listado de mi aula no contiene su nombre como esperaba, pero aún así no soy capaz de aceptarlo.¿Cómo afrontar este nuevo reto sin él?
Miro a cada uno de mis nuevos compañeros y no tan nuevos, saber que es el segundo año que pasa junto a unos pocos de ellos de cierta manera me devuelve la ilusión.
Mi corazón se aproxima a latir intensamente, se ha dado cuenta de su presencia, por fin, ahí está. Sentimientos raros, amor, melancolía, alegría, tristeza, ¿Qué siento?
Tengo ganas enormes de correr, de alejarme de allí lo más pronto posible, pero algo me lo impide. Se ha producido un nuevo contacto, mis ojos han buscado su mirada, que es recibida con una sonrisa, apenas recordaba lo increíble que podía ser, quiero ir a abrazarlo y estar a su lado, pero sé que eso no puede ser. Me limito a alzar la mano y saludarlo. Los sentimientos que creí desaparecidos durante los meses de verano, ahora me he dado cuenta, siguen ahí y ahora son los que me controla la respiración.
La charla se acabó, con ella todo, tengo que marcharme de su mirada, pero hoy solo es el comienzo y quien sabe lo que en un futuro pudiese suceder.
Voy caminando para encontrarme con mis amigas, pero un instante me detiene, noto algo, noto una esencia, puedo presenciar que unos brazos me rodean, me giro para encontrar al dueño de ese asombroso abrazo.
Para mi sorpresa era él, no puedo creerlo, no se si es un sueño, pero involuntariamente mis brazos caen acariciando su cuello. Me agarra fuerte de la cintura, cada vez sube más, sus dedos recorren cm a cm mi espalda, llegando hasta la cara, se detiene, noto que las mejillas me arden como nunca lo hicieron, no tengo tiempo y me dejo llevar por sus besos.
Las palabras sobraban, y no podía ser más feliz.
Me agarra de la mano, conduce mis pasos, sin dejarme decir ni un susurro, comenzamos a correr. Como niños pequeños corriendo tras el camión de los helados, seguimos, cada vez más lejos del instituto, debería avisar de mi ausencia pero en ese momento nada importaba estaba con él y el resto sobraba.
Abre la puerta y me conduce a entrar, era una casa enorme, silenciosa, y a la vez acogedora. Subimos por las escaleras, a la derecha entramos en una pequeña habitación.
De color azul cielo, decorada con todo tipo de posters de baloncesto. Mientras que él sale, aprovecho para dar una ojeada. Hay estanterías llenas y llenas de trofeos, todos contienen su nombre, sigo mirando hasta que encuentro una especie de cajita, la curiosidad me mata y la abro. Dentro encuentro una especie de carta, comienzo a leerla y aquellas palabras eran mías, guardó cada recuerdo de nosotros ahí, mi felicitación, el cartel con el que me declaré...Todo eso significaba algo, al verlo las lágrimas caen por mi rostro, le importaba después de todo, me quería de alguna manera, estaba presente en su vida.
Escucho la puerta, es él, me da un beso en la cara y va hacia el armario, mientras elige que camiseta ponerse me abalanzo a su cintura le agarro tan fuerte que no puede escapar, ahora soy yo la que decide probar sus labios.
Nos tenemos ganas, demasiadas acumuladas, de los besos pasan a caricias por cualquier parte del cuerpo, perdemos el equilibrio, nos dejamos caer sobre la cama, su torso desnudo roza con mi piel, definitivamente, había cambiado, su cuerpo era más maduro. Demasiado calor, me quito la camiseta, él se inclina para desabrochar mis pantalones, la escena va subiendo de tono. Pero antes de llegar a asuntos mayores, llega Nana y se abalanza sobre nosotros. La perrita hace que nos detengamos, paramos, nos miramos frente a frente y comenzamos a reír, hubiésemos llegado muy lejos, sin pensar las consecuencias. Durante unos minutos nos quedamos tumbados en la cama, cerca el uno del otro pero sin llegar a tocarnos, no hacía falta nos sentíamos infinitos.
Sin darme cuenta, sale Nana corriendo con mi camiseta, no puedo perseguirla, ¿cómo voy a salir a la calle en ropa de esta manera?
Él presencia la escena, no para de reír, me acerco y le doy un golpe. ¿ Ahora que voy a hacer?
Le miro con cara de pena, como una niña consentida. Me lleva a su armario y comienza a darme camisetas. La verdad me encanta tener su olor, con su ropa me siento como más protegida. Me decidí por una camiseta de esas baloncestos de Los Lakers.
Se nos hacía tarde y abandonamos su casa, mientras por el camino pensaría una escusa.
Me lleva a un antiguo parque cinético. Por el camino de piedra, bajo los árboles paseábamos de la mano. Casi me tropiezo, miro al suelo, me encuentro una piedra con una especie de nota, en la que decía: "Siento el pasado"
Me quedo perturbada y encuentro otra en la fuente, "mi presente es diferente"
Sigo adelante y hay más, se ha convertido en una especie de juego, doy con una tercera pista "te necesito en mi futuro"
y la última pista se encuentra en una especie de mirador, encima de una barandilla. En ella decía "mírame". Con cara rara le miré y comenzó a decir a los cuatro vientos "Te quiero''.
Las horas transcurrían, tenía que volver, fuimos hasta el bus, eramos el centro del público y aún más cuando se inclinó a besarme por última vez.
En el autobús me quede pensando, con los cascos puestos, ese día se quedará para el recuerdo y no solo es un recuerdo, por fin, después de todo, estoy reescribiendo una
historia junto a él, ahora no dudo, le quiero.
Hola a todos !
Hacía ya bastante tiempo que no escribía ningún relato, he estado bastante ocupada. Y ahora volvemos a la rutina, clases, amigos, exámenes y siempre queda aquel amor que tenemos ganas de ver. Para empezar un nuevo año con buen pié, os dejo esta historia, espero que os guste y que no temáis a volver a este nuevo curso, un abrazo enorme:)
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