"Eras como el viento, pero jamás me hiciste sentir la brisa"
Llegué demasiado lejos, esta vez sería posible, estaba todo preparado, los km estaban desapareciendo, las horas se acercaban, mi corazón temblaba, el momento llegaba. Ahora estaban todos los ingredientes, una pizca de voluntad, otra pizca de cercanía, un poco de decisión, deseo en grandes cantidades y el más importante, tu aceptación, el sí, que hizo que todo ocurriese, que calmara el ansia de mi alma. Todo iba perfecto, mis mejores galas, cargada de perfume, con una sonrisa que actuaba como el mejor maquillaje y todo eso solo para ti,ahora, ¿que podría salir mal?
Pisaba tierra firme, pero quizás no tan firme porque comenzaba a elevarme, estaba a metros de él. La espera se hacía interminable, unos mensajes que no llegan me ponía más de los nervios, y justo cuando veo que lo ha leído, responde con un "no puedo". Miles de escusas que eran como cuentos chinos, ¿acaso no era más sencillo decirme un simple no? Te hubieses ahorrado tu preciado tiempo, te hubieses ahorrado que mis ganas de matarte creciesen.
Estaba eufórica, una vez más me la jugaste, una vez más me hiciste ilusionarme para nada, ¿por qué me tratas así? Odio tu forma de ser conmigo, es como quitar los pétalos, "me quieres", "no me quieres".
Llegué al último y resultó ser verdad, no me querías, me siento usada, sin valor, siento que te has reído de mi y eso me enoja, me da sed de venganza. No quiero hacerte daño, solo quiero que sientas lo que yo, quiero pagar con tu misma moneda. Pienso la forma, voy a disfrazarme, seré otra, haré que me desees, que te arrepientas de cada una de las veces que me has dicho no, te arrepentirás de mis lágrimas derramadas con sabor amargo que tú mismo inventaste, pero lo más importante vas a querer probar mis labios, acariciar mi piel, simplemente tenerme a tu lado y no estaré. Ese quizás sea el sabor más dulce de la venganza, tu cabeza enloquecerá por mí, tu corazón latirá y llegará el momento en el que sea yo quien lo ropa en pedazos.
¿Pero sabes que ocurre? Aún así, no consigo odiarte, aún así no olvido que también me hiciste feliz.La venganza aliviará mi cabeza, pero jamás mi corazón, el daño está hecho, no hay vuelta atrás.
Si sigo detrás tuya, de cada uno de tus pasos, no te irás, seguirás teniendo el armamento para herirme de nuevo y nunca sanaré.
Tengo que irme, te has quedado en palabras, que solo las puedo leer pero no vivirlas, palabras sin vida que se quedan ocultas, aparcadas, lejos de mí.
Pisaba tierra firme, pero quizás no tan firme porque comenzaba a elevarme, estaba a metros de él. La espera se hacía interminable, unos mensajes que no llegan me ponía más de los nervios, y justo cuando veo que lo ha leído, responde con un "no puedo". Miles de escusas que eran como cuentos chinos, ¿acaso no era más sencillo decirme un simple no? Te hubieses ahorrado tu preciado tiempo, te hubieses ahorrado que mis ganas de matarte creciesen.
Estaba eufórica, una vez más me la jugaste, una vez más me hiciste ilusionarme para nada, ¿por qué me tratas así? Odio tu forma de ser conmigo, es como quitar los pétalos, "me quieres", "no me quieres".
Llegué al último y resultó ser verdad, no me querías, me siento usada, sin valor, siento que te has reído de mi y eso me enoja, me da sed de venganza. No quiero hacerte daño, solo quiero que sientas lo que yo, quiero pagar con tu misma moneda. Pienso la forma, voy a disfrazarme, seré otra, haré que me desees, que te arrepientas de cada una de las veces que me has dicho no, te arrepentirás de mis lágrimas derramadas con sabor amargo que tú mismo inventaste, pero lo más importante vas a querer probar mis labios, acariciar mi piel, simplemente tenerme a tu lado y no estaré. Ese quizás sea el sabor más dulce de la venganza, tu cabeza enloquecerá por mí, tu corazón latirá y llegará el momento en el que sea yo quien lo ropa en pedazos.
¿Pero sabes que ocurre? Aún así, no consigo odiarte, aún así no olvido que también me hiciste feliz.La venganza aliviará mi cabeza, pero jamás mi corazón, el daño está hecho, no hay vuelta atrás.
Si sigo detrás tuya, de cada uno de tus pasos, no te irás, seguirás teniendo el armamento para herirme de nuevo y nunca sanaré.
Tengo que irme, te has quedado en palabras, que solo las puedo leer pero no vivirlas, palabras sin vida que se quedan ocultas, aparcadas, lejos de mí.
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