La princesa
Segundos rápidos que me llevan a un tiempo atrás, quién me diría que mi vida cambiase tanto. Ya no soy una niña, estoy madurando, he pasado de elegir el color para un dibujo a elegir la carrera que haga mi vida, de querer ser una princesa a luchar contra ello. He pasado de hundirme en prototipos a destruirlos, la sociedad busca un modelo de imagen irreal, que nos lleva a comernos la cabeza, a dejar de ser únicos para ser máquinas superficiales, lo están consiguiendo. De hecho, yo vivía para ello, me encerré en una mente muy peligrosa, maléfica, no era consciente de que mi peor enemigo era yo. No me siento orgullosa para nada, pero tampoco me arrepiento, si no hubiese ocurrido lo que en su día comenzó como un "esto no es nada" "sabré controlar" "es el inicio de mi meta" , no estaría ahora aquí escribiendo. Ya no me duelen de tal manera dichas palabras que cuenta mi historia, una más, ahora puedo sentirme libre, no he dicho ni feliz ni bien, he dicho libre, tener la libertad de controlar mis actos y no impulsarme a cometer acciones que me hieran. Esos actos me llevaban a enfrentarme a la base de mi castillo, a mi gente. Sólo era la "princesa" que se creía superior al resto, que no tenía que dar explicaciones de lo que hacía,estaba convencida de que ellos solo querían arrebatarme mi poder y hacerme vivir como una ruda campesina. Todos luchaban contra mí, no me dejaban ser feliz, no me dejaban que la lluvia llegase, aunque ahora al volver a leer la historia descubrí mensajes ocultos, encontré significados de palabras que en aquel momento solo era de relleno. Al principio me fascinaba la lluvia, poseía un color especial, era rojo, increíble, me encantaba que entrara en contacto con mi piel, me relajaba, me hacía sentir por esos minutos de lluvia, feliz. Fue como ridículo, porque solo parecía que llegaba a ese estado bajo la lluvia, cada vez que precipitaba sus efectos escaseaban, ya no era un tacto suave con mi piel, ahora quería adentrase en ella hasta llegar a lo más profundo de cualquier manera, tanta era su insistencia que se clavaba en mi corazón para dañarlo, para dejarlo más vacío. Como es natural el verano llegaba sobre ese reino y la lluvia desaparecía, aun así recuerdo que muy pocas veces llegaba de nuevo pero en forma de tormenta, dejaba el calor de esa estación y aumentaba la transición de esas aguas coloradas.La temperatura era alta y las ganas de salir de ese lugar eran inmensas, ni el infierno parecía aguantarlo, los ríos querían desbordarse arrasando toda la cosecha de trigo, era una forma de alimentar lo que más tarde quitaba, el agua nutría, pero ella misma le hacía desaparecer. Todo se iba antes de aprovecharlo, ¿para qué gastar energía en algo que más tarde los torrenciales destruirían? Como princesa decidí dejar darle comida al campo. Al principio parecía que funcionaba, ya las aguas no arrasaba el terreno, no tenía nada que llevarse, estaba limpio.
Parecía que mi forma de gobernar estaba dando resultado, mis ojos lo veían, sin embargo el resto parece ser que no. La gente decía que estaba destruyendo todo aquello que me sostenía, Me estaban mintiendo, eso seguro, yo presenciaba que iba bien, era una princesa con un terreno limpio, veía belleza en el paisaje, aunque todavía veía restos sucios de los desbordamientos. Me entró la codicia y quise arrancar todo, dejarlo completamente en nada, la gente reclamaba que la belleza de ese lugar se iba perdiendo, no entendían que mi belleza era diferente, que yo seguía a grandes reinos del este, grandes reinos que cuanto más limpio, menos cultivos mejor sería, otros reinos se alzaban con lo mínimo. Llegué demasiado lejos, podía ver como la gente caía de hambre, solo lo sentí cuando yo caí y casi no consigo despertar. Desperté entre paredes altas metida en torreones, habitación triste, sin color. Para mi asombro cuando parpadeé me encontré con esos plebeyos, ni bien vestidos, ni bien aseados, sus cuerpos eran horroroso, demasiada cubierta, todo lo contrario a mí, la princesa. A partir de esa imagen desdichada, algo me clavaba como agujas que cosían mis heridas, sus sonrisas, eran felices tan cual eran. Más a la derecha había un espejo, ahí me encontré, la primera vez que lo hice realmente, cabello alocado, mi imagen tenía más presencia de huesos que de piel y para nada estaba una sonrisa como la de ellos. Ahí me di cuenta de que eso no era una princesa y de que jamás quería volver a serlo, mi gente estaba ahí ayudándome, me esperaban a la salida del castillo, abandonaba mis lujos y emprendía un camino distinto, lleno de vitalidad. Con el tiempo, los campos de mi antiguo reino resaltaban en frondosos cultivos, que los mojaba lluvia incolora, lluvia real.
Que bien suena escuchar de mi propia boca, "todo ha acabado" "no necesito nada más que confiar en mi misma", ahora me siento genial, ya no quiero llorar, ahora me encuentro en mi reflejo y me puedo sonreír sin ser hipócrita, no ha sido nada fácil, ni aún está conseguido del todo, es verdad que a veces los recuerdos me abrazan en los sentimientos y me atan a lo que un día le di nombre de dolor, pero son momentos que aunque nunca vayan a desaparecer nos hace comprender de lo que fuimos y de lo que ahora somos.
Hola chicos, desde hace mucho tiempo quería crear una entrada así, necesito que la gente entienda que ser princesas no es una forma de vida, que no hay que obsesionarse y si necesitan ayuda que por favor pídanla, nadie es más hermoso que el que se quiere a sí mismo. Muchas gracias por pasaros por aquí, de paso os dejo unos vídeos. Un abrazo enorme:)
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