¿Inocentada o Inocente? Capítulo 20
Capítulo 20, La chica buena le rompe el corazón al tipo duro.
-Le daré una oportunidad a Nico, está decidido,
me gustaría escuchar lo que me tiene que decir.
-No creo, decidí apartarlo de mi vida, por una ver jugaré con
el papel de valiente.
-¿Estás preparada?
-No necesito estarlo, dejaré que el corazón hable por mi.
-¿Pero y si te equivocas?
-Aprenderé, hoy quiero ser yo la fuerte.
Esas conversaciones con Paula son demasiado especiales,
aunque no lo crea me da estabilidad, me hacen ver que puedo anteponerme a las
situaciones. Me hace comprender la situación y me ayudan a buscar la fuerza
necesaria para salir adelante.
Estamos avanzando, ya queda poco para llegar a la fiesta, me
toca afrontar todo, me toca dirigir mi camino. Antes de llegar nos separamos,
Cintia e Iván se van a buscar algo de comer para intentar rebajarle la
borrachera, mientras tanto, nos quedamos nosotros tres, Paula, Jonah y yo.
Paula a mi izquierda y
él a mi derecha, me mantiene recta, erguida, me cuidan demasiado, vigilan cada
uno de mis pasos. Esas personitas suponen gran parte de mi mundo, el que
dejaría de girar si se fuesen. Mientras conversamos noto algo especial es sus
miradas, Jonah ya no me mira a mí, le mira a ella, pero no me importa porque
están los dos a mi lado. Parece que las cosas vuelven a la normalidad, de nuevo
me vuelvo a sonrojar por vergüenza, mis tripas han sonado de una
manera bestial.
-Alba, parece que el monstruo de las galletas ha salido.
– Uy, que vergüenza, calla tonta. Es que no he
comido nada desde a medio día.
– ¡Pero si son casi las doce! ¿Y por qué no has
comido?
– No tenía ganas, no te preocupes.
– No puedo dejar de preocuparme.
– Petona, estoy bien confía en mí, aquel tiempo ya
pasó. Soy otra, ahora me cuido más, se lo que es correcto y no, como bien todos
los días, tan solo mírame estoy más hermoseta.
– Confío en ti, pero es que no quiero que te
vuelva a pasar nada, te quiero demasiado, ¿vale?
No aguanto más y le abrazo, Jonah nos mira extraño, no
entiende nada de él tema pero aún así nos sonríe.
-¿Qué miras tanto, acaso tu también quieres abrazo?-pregunta
picaresca Paula.
-Anda ven.- Le cojo la mano invitándole al abrazo.
Un abrazo triple, con dos de las personas que hacen mi vida,
se podría decir que ese fue el mejor momento de la noche, de esa esperada
fiesta.
A unos metros se encuentra el local, camino hacia delante
quiero solucionar este problema, buscar a Martín, hablar con los padres de
Ester, quiero hacer lo correcto. Antes de entrar me reencuentro con Nico, que
me invita a que le acompañe.
-Paula, está ahí, es la hora...
-Tranquila, todo saldrá bien
-Te quiero
- Y yo.
Me dirijo hacia él, camino junto Nico, en el fondo escucho un
“suerte” procedente de Jonah que me transmite seguridad. Llegamos hasta un
lugar solitario sin apenas luz, pero eso era lo de menos. Nico comienza a
hablar, su tono de voz es diferente, ya no es aquel chico seguro de sí mismo
prepotente, ahora parece inofensivo, inocente.
-Aquí estoy enfrente tuya como debía haber estado hace mucho
tiempo. Fui un cobarde, un inmaduro, que no supo hacerte feliz, ¿pero sabes
qué? Te he querido como a nadie, pero el problema es que no he sabido quererte.
-¿Y si tanto me querías por qué me has hecho tanto daño?
– Siempre he sido el chico capaz de conseguir a
cualquier chica, no ha habido obstáculos para mí, cuando llegaste tú pensaba
que eras como el resto, una más,pero me he dado cuenta, de que eres lo más
especial que ha llegado en mi vida.
–¿Por qué me hiciste esa “broma”?
–Nunca creí que te hubiese afectado tanto,
pensaba que no te importaba, en realidad no te quería hacer daño, solo quería
divertirme. Soy un verdadero idiota que no te merece, me alegro de que me
dejases aquel día....pero me entristece porque sé que nunca te volveré a tener.
– Pues sí, me importabas y cuando me dijeron lo
del accidente, sentí que todo se desvanecía, no era capaz de creer que te
podrías ir, sabía que era la causante de todo, y más de una vez me culpé. Has
sido demasiado cruel, has jugado con mi corazón, de las sonrisas me sacabas
lágrimas, no e importaba, te daba igual lo que hiciese, no me has querido
realmente, siento un rencor acumulado, ¿pero sabes qué? Que no puedo odiarte,
pero tampoco puede mirarte y disimular que nada ha pasado, tengo que alejarme de
ti porque si continuo cerca tuya me volveré loca.-Muestro un tono sereno,
firme, que se acabó destruyendo, mis ojos brillaban pero ya no eran de ilusión,
era tristeza.
– Antes de decirnos el adiós definitivo déjame
hacer algo.
– ¿El qué?
En ese momento, tras mis ojos vidriosos siento que se acerca
a mí, demasiado cerca hasta llegar el momento del roce de sus labios con los
míos. Fue un beso extraño, cargado de recuerdos, nuestra historia pasaba como
las diapositivas en una película,
recordé nuestra primera conversación, el primer te quiero, el cruce de
miradas, aquella noche mágica de agosto, pero también recordé sus risas
aquellas que me quebraban el corazón, por su culpa he desconfiado del amor y lo
más importante de mí. El beso acaba y no sentía nada, absolutamente nada,
quería que aquel momento acabase, se alejó, ya no le notaba cerca, lo único que
podía hacer era contemplar sus ojos aquellos enormes ojos marrones que una vez
miré con gran intensidad, pero ya no me transmitía nada, solo me avisaba del
final.
-Ya no te quiero, lo siento- le dijé, mi mente no hablaba,
era el corazón.
Cuando Nico lo escuchó brotaron unas lágrimas amargas,
silenciosas e inestables, no se si era reales, era la primera vez que le veía
llorar, ahora la historia cambió, la chica frágil, buena, delicada le rompe el
corazón al tipo duro.
Aún notaba mis latidos, aún quedaban sentimientos de añoranza
hacia él, quedaba algo, ese algo que acabó cuando lo abracé.
-Gracias por quererme y hacerme crecer, has cambiado mi
vida.- Me dijo tras el abrazo.
Antes de girarme para emprender una nueva historia, le regalé
una de mis sonrisas y con un suave movimiento de mano, le dije el adiós
definitivo.
Caminaba, como solía caminar sola, la oscuridad de la noche
se veía aturdida por el brillo de la luna, embobada con su belleza bajé la
mirada del cielo y allí se encontraba aquellas personas a las que llamo mis
amigos. Cuando me vieron no duraron ni un momento, un abrazo de petonas me
devolvió de una forma por así decirlo, la vida. Estuve hablando con Martín, ese
chico me demostró que creamos simples a los verdaderos amigos, fue increíble
como dio la cara por mí, le agradecí pero no se si llegará a ser suficiente.
Más tarde hablé con Ester, me sentía avergonzada por todo lo causado y lo
mínimo que podía hacer eran pedirle disculpas. Y por último me dirigí a Jonah,
allí estaba esperándome.
-Jonha, todo ha salido bien.
-Te lo dije, solo tenías que confiar en ti.¿Cómo habéis
quedado, sois amigos?
-La verdad, no hemos quedado en nada, ha sido una despedida,
ya no me volverá a hacer daño.
-No dejaré que te lo vuelva a hacer, antes me lo harán a mí,
te quiero.
Es la primera vez que Jonah me dice te quiero, no se que
quiere decir, quiero descubrirlo...
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