¿Inocentada o inocente? Capítulo 6
Capítulo 6, acababa el primer día del resto de mi vida.
No
puede evitar encontrarme con la mirada de Nico en aquel día de Septiembre. Esa mirada
era fría expresaba tensión por los sentimientos acumulados, se notaba dolor,
porque todo lo que un día sentimos se esfumó, no era igual, aún nos quedaba algo que no se perderá que son los recuerdos. Ahora al conocer su verdadera
personalidad, hoy día no volvería a decirle que si a cualquier propuesta, pero
no puedo decir que me arrepiento. Nunca te arrepientas de algo que una vez te
hizo feliz.
Pasamos por el insti para
recoger los libros. Bajamos hacia la biblioteca, allí encontré a una chica.
-¡Hola!
Tú ibas a mi clase, ¿no? ¿3ºB?- le dije algo despistada porque a su lado había
otra chica de aspecto demasiado similar.
-Si
claro, soy Rebeca, ¿tú eras?
-Yo
soy Alba.
-Encantada,
y espero que pasemos un buen año.
Cuando
acabé la conversación con esa chica, de cabellos negros largos, con flequillo
que le daba un toque adorable, no se cómo pero salió una sonrisa en mi rostro y
en ese momento no imaginé que sería la primera de muchas que cada día esa niña
me podría sacar.
Eran
ya las tres menos diez y el bus estaba apunto de salir. En la parada hablamos
de todo lo vivido esa mañana, hicimos un grupo con unas amigas de otras
localidades. Cuando recuerdo de qué forma las conocimos se me hace raro.
Una
tarde peculiar de mayo...
-Cintia,
Carol (hermana mayor de Cintia, estatura media, pelo oscuro, piel blanca y
unas graciosas pecas sobre la mejilla que le da un aire infantil, su carácter divertido, no tiene miedo a soñar, escondida bajo su personalidad es una auténtica filósofa, aunque las notas no es lo
suyo, pero sabe como hacer sentir especial a los demás) esta tarde iré a Peal,
con la tita, ¿os queréis venir?
-¡Sí!
-dijeron las dos a la vez- Pero Alba, allí no conocemos a nadie, nos vamos a
aburrir.-
-Tranquilas
tengo un plan.
-¿Qué
es? Alba no me asustes- me dijo Carol.
-Confiad
en mi, veniros veréis como nos lo
pasamos bien.
Casi
llegando a Peal, le cuento mi plan..
- ¿Os
acuerdas de las chicas de la visita, esas que eran de Peal?
-Sí
-
Pues he estado hablando con ellas por tuenti, y hoy hemos quedado. Lo sé es algo loco pero hay una vez escuché que hay que hacer locuras para sentirnos vivos.
-Pero
si no la conocemos, no sabemos ni sus nombres.
-Tranquilas, ya las conocemos.
- Que
vergüenza vamos a pasar, yo te mato- me dijo Cintia con mirada asesina.
Cuando
llegamos a casa de mi tía, nos vamos al polideportivo para jugar a la petanca.
Le digo a mi madre que nos vamos a dar una vuelta.
-¡Nenas
mirad! Es la hija de Tomás el profesor de inglés.
-Yo
no la imaginaba así, es demasiado guapa.
-¿Y
si le saludamos?- Dije en tono divertido, sus miradas de asco me dieron la
respuesta.
Más
tarde volvemos al poli, encontramos a un grupo de chicas...
-¡Nenas
que son ellas! Les dije a mis primas
-¿Le
vas a hablar? Me dijo Carol.
-
Pues claro-. Como estaba a distancia grite el nombre de esa chica con la que
había hablado por la tarde. ¡MAAAARIINA! ¡MAARIINA!
-Alba
para que te ignoran- me dijo Cintia.
Por ese
motivo nos fuimos con la familia y fue allí sentadas, viéndoles jugar aparecieron un grupo de chicos. Si
que si, eran ellas, de verdad, a las que gritaba eran otras chicas, normal que
me ignorasen.
-Carol, Cintia que son
ellas- Al verlas no pudimos evitar una carcajada, si es que lo
que no me pase a mi no le pasa a nadie más.
Llegó
el momento, nos presentamos, avergonzadas pero lo hicimos, demostramos nuestro
valor, a decir verdad apenas nos costó porque era supersimpáticas.
Junto a ellas, había dos o tres chicos, entre ellos Nico. Ese
fue el día que le conocí, a partir de ese día escribí capítulos
en mi historia.
Paseamos
por la localidad, esas chicas eran
demasiado geniales. Nos sentíamos como si las conociésemos desde siempre,lo que
no sabíamos que esa amistad que por casualidad comenzó un día de mayo
aumentaría hasta lo que es hoy.
Era
la hora de la despida, volvíamos a nuestro pueblo, el insti
acababa, y el bus no esperaba, con un buen sabor de boca llegué a mi casa
preparada para el resto de mis días.
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